NOTA: Esta entrada fue escrita hace ya un año a petición de los compañeros de Mision Tokyo, que estaban preparando un proyecto en el que querían mi colaboración. Dado que un año después no se ha sabido nada más de dicho proyecto, me he decidido a publicar esta "reseña" (que tiene un formato muy diferente de las que suelo hacer aquí) en este blog.
El pasado mes de junio (de 2013) terminó uno de los seinens más conocidos en nuestro país. Un manga que durante trece años ha llenado las páginas de la Young Jump de testosterona, adrenalina, desenfreno, acción, tetas, guarrerías, obesas autistas y mierda, sobre todo, mucha mierda. Estoy hablando, como no puede ser de otra manera, de 'Gantz', de Hiroya Oku.
Y ya desde ahora voy pidiendo perdón [...] a ustedes, queridos lectores, por el uso y abuso que voy a hacer de la palabra “mierda”, “hez” y sinónimos a lo largo de este artículo. No obstante, creo que es una bonita palabra para describir determinados momentos del manga que hoy nos ocupa.
Imagínense, queridos lectores, un suculento plato de su comida favorita, con una buena guarnición, bien servido y con un buen olor. Prosigan imaginando y piensen ahora que le dan el primer bocado a este plato y les encanta su sabor. ¿Genial, no? Pues ahora piensen que dan un bocado más y este suculento plato comienza a saber a vómito. Quizás ahora se hagan un poco a la idea de cómo es Gantz, pero les pido que se calmen y prosigan su ejercicio de imaginación. Supongamos que aunque no les guste, prosiguen ingiriendo vómito y, de pronto, cambia otra vez el sabor... ¡Ahora a bilis pura! ¡ESO SÍ QUE ES GANTZ!
Bien, si están leyendo esto, ustedes tienen un estómago de hierro, no han imaginado lo que les he pedido o, simplemente, les interesa mucho mi opinión sobre la obra de Hiroya Oku. Así pues, voy a dejarme de escatología y a comenzar con la crítica de este gran seinen sobre calvos dentro de esferas y señores que reviven estando ya de por sí vivos...
Pero bueno, ¿de qué va Gantz? A duras penas podría responder a esta pregunta, ya que la trama de esta basura apenas se sostiene. En un principio, os podría decir que al morir Kei Kurono, este aparece en una habitación con otra gente fallecida y una bola negra en el centro. La bola les da armas, un traje y les manda matar un alienígena (siendo este, a menudo, basado en un yokai o en alguna tradición oriental). Ah, y por medio hay tetas.
Y mientras la trama evoluciona poco o nada, el manga se va haciendo una delicia visual, con unos fondos y unos efectos que combinan dibujo tradicional y ordenador, que dejan sin aliento. Ah, y por medio hay tetas.
Así hasta que, llegados a cierto punto, aparecen unos vampiros que cobran protagonismo un tiempo y tras su aparición, nunca más se supo de ellos. Ah, y por medio hay tetas. Y es una delicia visual.
Sin entender muy bien lo que ocurre, con el hilo argumental muy diluido, pasamos a una parte en la que encontramos misiones en conjunto con otros grupos a los que también se les ha encomendado una misión (ergo, existen más bolas Gantz); conocemos la que posiblemente sea la historia de amor más aburrida, insulsa y sinsentido jamás vista en un manga: la de Tae-chan y Kei-chan (nombres repetidos ad nauseam, que constituyen las únicas palabras dichas durante capítulos enteros); y vamos avanzando en una investigación sobre el origen y el objetivo de las bolas Gantz. Ah, y por medio hay tetas. Y es una delicia visual.
Y llega ese divertido momento en toda serie de ciencia ficción donde nos enteramos de que la culpa de todo lo acontecido durante trescientos capítulos de sufrimiento es el hecho de que a una gorda autista que se cae por ambos lados de la cama le haya dado por decir números al azar. Tan coherente, tan lógico, tan... Gantz. Eso sí, la calidad visual sube exponencialmente, en contraste con un argumento y unas tetas que cada vez escasean más.
A partir de aquí mis recuerdos están borrosos por el cloroformo y lo siguiente que recuerdo es una gran guerra con aliens gigantes, humanos perdidos en otro planeta y un ambiente post-apocalíptico la mar de extraño, convirtiendo la serie en un sinsentido.
Ah, y por ahí aparece, para terminar el compendio de absurdidades, un alienígena que cambia de cara y que tan pronto te habla con la cara del dictador Adolf Hitler como con la de John Lennon.
El caso es que, puesto que el autor nos ha colado todas las gilipolleces que ha querido, al menos esperaríamos encontrar un final que justificase todo, fuese épico y despejase todas las incógnitas. Pues no, el final no pasa de mediocre, con una batalla final saldada en medio capítulo.
En resumen, Gantz es un manga que vale mucho más como art-book que como cómic. Les recomiendo, eso sí, que traten las viñetas como imágenes inconexas, porque el sentido global de la serie es tan mediocre y estúpido que les producirá a todos ustedes una bonita diarrea mental.
3 despropósitos :
Se nota que te ha decepcionado bastante xDDD pero aún así, es un manga que siempre he querido leer y que algún día haré.
Un saludo ;)
Pronto la reseñaré yo también, estoy ultimando su lectura. Pero vamos, obra mediocre, poco meritoria y fácil en exceso.
Hace tiempo igual me hubiera atraído, pero entre lo que dices y las imágenes que he visto, se me han quitado las ganas de verme/leerme cualquier cosa relacionada con la serie xD
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