martes, 11 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 07 y 08

Capítulo 07: “¿El día D3? O tal vez no”

Amaneció nuevamente y nuestro protagonista, Ataulfo, salió a buscar trabajo. Con el currículum en el cual se detallaban su máster en telecomunicaciones o su doctorado en física cuántica...


¿Qué ya os habíais creído que iba a haceros lo mismo en este capítulo y os iba a dejar con la misma cara de póker de ayer? Pues si os digo la verdad estoy tentado de hacerlo con tal de reirme un rato, pero no lo haré. Muajajaja.. Tras este breve capítulo en el cual me río de vosotros, aquí viene el autentico capítulo.


Capítulo 08: “Tu pupila es...”

Al día siguiente, Ataulfo se dio cuenta de que había soñado lo mismo que le había acontecido el día anterior... Decidió entonces que debía confesarle su amor incondicional a Mariana Pérez... Hoy no iba a ir a trabajar, pese a que sería su segundo día de trabajo. A riesgo de que le despidiesen, él iba a saltarse todo para ir otra vez más a la casa de su vecina, la belleza rural de pelos estropajosos.


Llamó a la puerta nuevamente. El ding-dong del timbre despertó a la bestia. Mariana Pérez soltando alaridos al otro lado de la puerta se levantó del letargo de su cama. Ataulfo tenía claro que esta vez no debía tratar de hacer reír a tan bella dama. Tocaba el turno de ponerse romántico... Mientras se preparaba su monólogo romántico, Mariana Pérez abrió la puerta.


Allí se hallaba, despeinada, con moquillo colgando, legañas en los ojos y babas en el camisón. El camisón representaba a una Marylin Monroe con la cara desfigurada debido a la gordura inmensa de su portadora.


  • ¿Qué quieres? - dijo Mariana. Su voz era grave. Tan grave que podría parecer distorsionada por ordenador.

Ataulfo, confuso ante la desmesurada belleza de Mariana se calló un breve instante. Tras ello, soltó un monólogo romántico capaz de enamorar a cualquiera:

  • Tu pupila es azul, y cuando ríes,
    su claridad suave me recuerda
    el trémulo fulgor de la mañana
    que en el mar se refleja.

    Tu pupila es azul, y cuando lloras,
    las transparentes lágrimas en ella
    se me figuran gotas de rocío
    sobre una violeta.

    Tu pupila es azul, y si en su fondo
    como un punto de luz radia una idea
    me parece, en el cielo de la tarde,
    ¡una perdida estrella!

Cabe destacar que los ojos de Mariana Pérez eran color marrón caca. La mirada de tensión entre Ataulfo y Mariana se terminó en el momento en el que Mariana abrió la boca:

  • Vete a zurrir mierdas con un látigo. - anunció con su grave voz.

Portazo...

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