lunes, 3 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulos 01 y 02


Capítulo 01: “Enamoramiento amorfo”

Pues ocurrió un día. La historia es muy simple.... Tío ve a tía... Tío se enamora de tía. Tía le manda a zurrir mierdas con un látigo... Al final acaban juntos y el tío va y la palma... Y así acaba la historia... Os podeis ahorrar todo el libro ya.... No tiene ni más ni menos...

Si aún así seguis con ganas de leerlo, os diré que esta historia ocurre en el lejano año 2011. Un chico normal y corriente, llamado Ataulfo Zatrustegi es el que copará nuestra atención a partir de ahora...

Ataulfo era guapo, pero no más que el escritor de este libro, y trabajaba de pizzero-torero... Ya sabeis, esos oficios dobles que se daban antes de que matar a un pobre animalillo en un ruedo fuese prohibido por el presidente Rubalcabra...

Un día, llegó a la cocina del Telepicha, el jefazo del Telepicha, el Sr. José Luis Rodríguez, que tras mucho progresar en la vida logró ser el dueño de un Telepicha...
  • Ataulfo, te asciendo a mostrador...

Total, que acabó atendiendo pedidos... Un día, llegó la belleza rural a su vida... Apareció ante él, para pedir una pizza, Mariana Pérez. Llegó con las babas recolgando, aquella belleza rural y le dijo a Ataulfo:
  • Quiero cuatro pizzas de cuatro quesos...
  • ¿No prefieres una pizza 16 quesos? - respondió Ataulfo toscamente...
Ante tal demostración de inteligencia, Mariana se fue...

El recuerdo de aquella mujer, de aquella belleza rural de frondoso bigote caló profundamente en Ataulfo, dejándolo marcado.

“¿Cuándo volveré a verla?” se preguntaba... “¿Por qué hice un chiste tan inteligente ante semejante mujer?”... Lloraba Ataulfo quejoso sus penas cuando de pronto, algo inesperado ocurrió... Sonó el teléfono.

  • ¿Será ella? ¿Cómo ha conseguido mi número? ¡Seguro que es ella!
Avanzó corriendo hacia el teléfono a toda leche, destrozando a su paso todos los objetos de valor de la casa: un jarrón de la dinastía Ming y el cuadro de “El grito” entre otras muchas reliquias... Pero merecía la pena, porque iba a hablar con aquella belleza rural... Se avalanzó sobre el teléfono y le dió al botón verde...
  • Hola, le llamamos de Jazztel, queríamos saber si está contento con la calidad de su línea ADSL actual.
Solo pudo pensar una cosa... Asco De Vida...





Capítulo 02: “El tacto de su bigote”
Tras pegar todos los trozos del jarrón Ming que había roto en su anterior arrebato se percató de una sencilla cosa... ¿Cómo iba a llamarle aquella belleza rural si ni siquiera le había dado su número?

De hecho, cualquier persona con un nivel lógico de razonamiento hubiese dudado si quiera si esta mujer iba a tener teléfono.

Volvió a trabajar al día siguiente cuando vio paseando por la calle a una persona elegante, vestida de deporte, con muñequeras y cintillo deportivo con raquetitas de tenis bordadas y lo que es más importante, un frondoso mostacho color azabache oscuro... Vamos, más oscuro que el sobaco de un grillo africano que había tomado el Sol.

En cuanto nuestro amigo, Ataulfo Zatrustegi vió a esa bella deidad tiró la pizza que iba a entregar a un cliente y salió corriendo como alma que lleva el diablo, pisando las ratas que salían con pavor del cuarto de baño del telepicha. Salió del local, corrió con gran velocidad, desafiando las leyes de la física para llegar ante esa persona.

  • Será ella, no hay duda. Tiene que ser ella.. La belleza rural de ayer... La preguntaré su nombre, su número de teléfono, su DNI, su grupo sanguíneo, el número de granos que tiene en su frondoso culo... Tal vez consiga salir con ella, pedirle que se case conmigo en la trigésima cita, llevarmela al catre la noche de bodas, tras años de casados, tener nuestra primera hija, Eva Fina Segura (aclaración del autor: ¿cómo se va va apellidar Fina Segura si su apellido es Zatrustefi? Oigan, listillos, cuando leeis Harry Potter bien que os creeis que puedan atravesar una puta pared de ladrillos de una estación sin que nadie se de cuenta).
Mientras soltaba el soliloquio mental se dio cuenta de que había dejado de andar hacía un rato y ahora se encontraba estampado contra una pared marmórea. Volvió al mundo real y vio que no se hallaba muy lejos aquella persona, avalanzose sobre esta persona con los ojos cerrados y le dio un buen morreo en los labios.

El tacto de su bigote era perfecto, alineados, olían a chorizo de anteayer. En fin, como debe ser un buen mostacho...

Abrió los ojos y vio a quién había besado... No era quién creía él... Se trataba de José María Aznar que iba a ir a jugar a Pádel cuando fue besado por un desconocido... De pronto ambos asimilaron lo que había ocurrido y, aunque sería una bonita historia de amor para desarrollarla, me la apunto para la secuela de este libro... Bueno, el caso, que Ataulfo había besado al ex-presidente del gobierno y seguía sin saber nada sobre aquella belleza rural.

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