jueves, 27 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 12+1

Capítulo 12+1: “Atraco a mano armada”

Cuando Ataulfo se terminó su ”fruto consistente en un grano oval rico en almidón de planta anual propia de terrenos muy húmedos con fruto casi rojo, de superficie lisa y brillante, en cuya pulpa hay numerosas semillas, algo aplastadas y amarillas fritas.”, Mariana ya se había comido sus 47 correspondientes más un camarero. Pero fue entonces cuando Ataulfo Zatrústegi se llevó el susto de su vida...

  • La cuenta, por favor. - solicitó Ataulfo mientras se contenía un eructo que hubiese despeinado los estropajosos pelos de Mariana.

  • En seguida, señor.


Mientras Mariana Pérez les ahorraba a los del restaurante el trabajo de lavar los platos (es decir, que estaba lamiendolos todo lo que podía), Ataulfo echaba la cuenta.. Bueno, pongamos que cada plato de arroz vale 1 euro.. Entonces tendré que pagar unos 100 y pico euros... Bueno, no hay problema.. Sacó un billete de 200 presto y dispuesto para entregarselo al camarero.

  • Su cuenta, señor. - anunció elegantemente el camarero mientras miraba por encima del hombro a la rural pareja

Ataulfo miró la cuenta. Como es habitual en estas situaciones, tomó un trago de café, volvió a mirar la cuenta y escupió al camarero todo el café.

  • ¡¿PERO ESTO QUÉ COÑO ES?!

  • Su cuenta señor.

  • ¿Me estás tomando el pelo, no?

  • Su cuenta, señor.

  • ¡Ladrones!

  • Su cuenta, señor.

Harto de hallar la misma conversación de papagayos, Ataulfo volvió a mirar la cuenta. Cada plato de “fruto consistente en un grano oval blablaba...” costaba 39 euros. Por no hablar del número de 3 cifras de las deconstrucciones...

  • Mariana, no puedo pagar ésto... - dijo por lo bajini Ataulfo.

Mariana al ver que se le iba el chollo, ajustó su escote a la altura del suelo y dijo con voz de camionero (la más sexy que tenía):

  • Venga, guapo, haz un esfuerzo y... quién sabe qué puede pasar.

Ataulfo miró a los dos lados con gesto de preocupación y anunció que iba al servicio. Mariana debió de pensar que se postituyó en el servicio, porque regreso con unos cuantos miles de euros, suficientes para pagar la comida.


Dejó ese dinero en la mesa con cara de preocupación, cual camionero que viola CAMIONES en la M30 y se largó del restaurante. Al cabo del tiempo se acordó que se había dejado a Mariana en el restaurante, volvió y se la llevó.


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